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VILLA MERCEDES

Rodrigo Pereyra, el artesano que fabrica sus propios sueños

Se dedica diariamente a vender artesanías en una esquina de la peatonal para sostener a su familia.

Foto Denise Vargas
Rodrigo Pereyra.
Actualizada: 03/06/2023 21:09
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Por Sonia Schoenaker

Todos los días Rodrigo sale de su casa que está ubicada en el Barrio Jardín del Sur y se acerca a la intersección de las calles Pedernera y Pescadores. Allí dispone con cuidado los objetos que vende, sobre una manta color arena.

A primera hora se ocupa de fabricar con sus manos los productos que luego vende en la esquina. Su trabajo abarca desde la creación de collares y pulseras tejidos con alambre, hasta la fabricación de sahumerios y bombas de defumación. Su esposa Lorena también contribuye con sus habilidades en vitromosaicos.

La constancia y la calidad de su trabajo generaron una clientela fiel que regresa continuamente. A lo largo de sus 8 años en el rubro, Rodrigo con humildad logró ganarse el cariño de vecinos. Desde su puesto de trabajo se puede apreciar la consideración que le tienen los comerciantes de la zona. Constantemente pasan a saludarlo y bromean con él.

Vivir de la artesanía no es tarea sencilla, pero él y su familia enfrentan los desafíos con entereza. Para mantener precios accesibles y acordes al bolsillo de la gente, deben hacer malabares con los constantes incrementos en los costos de los insumos.

“Cuesta mucho, es complicado juntar monedita por monedita para invertir en la materia prima”, contó a El Chorrillero.

Rodrigo (39) dijo que en la temporada de invierno particularmente “se complica” la venta, debido a que los días son más cortos y que el frío desalienta a la gente a salir.

A pesar de los obstáculos, encuentra en su trabajo como artesano una fuente de satisfacción y libertad: “Para nosotros trabajar independiente no se compara con nada. No tenemos jefes, horarios, y si llueve nos quedamos en casa tranquilos, calentitos”.

En una época donde todo el mundo adapta su vida al trabajo, este artesano decidió que era mejor amoldar el trabajo a su estilo de vida. La posibilidad de viajar por el país, asistir a recitales y participar en ferias con las artesanías, es un placer para él y su familia. Aunque reconoció que el camino no ha sido fácil, Rodrigo aseguró que se puede vivir “tranquilamente” de las artesanías, siempre y cuando se le ponga mucho esfuerzo y dedicación a cada día.

En la actualidad, Rodrigo tiene planes de expandir su emprendimiento. Sueña con abrir una fábrica de sahumerios y contar con un espacio propio, un taller equipado con las herramientas necesarias para la producción.

Rodrigo con sus artesanías.

A su esposa la conoció en un recital del Indio Solari. “Yo organizaba viajes y nos conocimos a través de amigos. Nos conocimos allá y no paramos”, comentó. Actualmente tienen dos hijos de 8 y 9 años, y espera que en un futuro compartan este estilo de vida. “Ellos seguro van a seguir con la cadena, pero que estudien primero y que esto sea como un hobby”, dijo.

La semana pasada estuvo enfermo, y fue Lorena quien tomó las riendas del trabajo, demostrando la unión y apoyo mutuo que caracteriza a su familia.

A pesar de los desafíos que enfrentan, encontraron en su labor artesanal una forma de vida digna y una fuente de felicidad.

Fotos y video Denise Vargas 

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